Bolivia y Cuba responsabilizan a potencias de crisis climática
El presidente de Bolivia, Luis Arce, apostó en su intervención de este lunes en la 26 Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow, Reino Unido, por el modelo que llamó del Vivir Bien en armonía con la Madre Tierra como alternativa al capitalismo verde.
De acuerdo al mandatario boliviano, la solución a la crisis climática no se va a lograr con más capitalismo verde y más mercados globales de carbono.
Expresó que pasa por cambiar el modelo de civilización y avanzar hacia un modelo alternativo al capitalismo que es el horizonte civilizatorio del Vivir Bien en armonía con la Madre Tierra.
En ese sentido, Arce llamó a que los países desarrollados asuman su responsabilidad histórica en la crisis climática y denunció lo que calificó de colonialismo del carbono.
En su intervención el Presidente boliviano alertó que los países desarrollados están promoviendo un nuevo proceso de recolonización mundial, mediante el cual tratan de imponer sus propias reglas del juego en las negociaciones climáticas para seguir alimentando el nuevo sistema capitalista verde, y promoviendo que los países en desarrollo tengan que asumir estas reglas de juego sin opción alguna.
Según Arce, el modelo del Vivir Bien o Buen Vivir plantea el vivir en armonía y equilibrio con los ciclos de la Madre Tierra, del cosmos, de la vida y de la historia, y en equilibrio con toda forma de existencia.
Arce destacó que Bolivia participó activamente durante los últimos años en el proceso de negociaciones para abordar una solución definitiva a la crisis climática global.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, dijo en una publicación en Twitter que el mundo necesita de compromisos concretos y ambiciosos y que los países industrializados, que son los mayores emisores de gases efecto invernadero, no pueden eludir responsabilidad con tímidas promesas.
El posicionamiento de ambos países llega en consonancia con el Acuerdo de París de 2015, el cual estableció que todos los países intensifiquen los esfuerzos para intentar limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius, un escenario considerado por la Organización de las Naciones Unidas como el único futuro habitable para la humanidad.