Clemens Frandrich, jugador del Erzgebirge Aue de la Bundesliga 2, no podrá volver a pisar un campo de juego hasta finales de mayo de 2022, tras salivar a un juez de línea el 22 de octubre pasado, cuando su equipo jugaba contra Ingolstad.
En el minuto 89 de juego, Frandrich no estuvo de acuerdo con una decisión del árbitro asistente y lo escupió en el ojo. Por supuesto, terminó el partido expulsado.
La sanción no fue una más: la Federación Alemana de Fútbol (DFB) tomó cartas en el asunto y le impuso una sanción ejemplar al volante, que estará varios meses sin poder volver a jugar.
«La violencia contra los árbitros y sus asistentes se castiga con suspensiones de seis meses a dos años. El tribunal tuvo en cuenta el impecable comportamiento previo de Fandrich en 12 años de fútbol profesional. Sin embargo, escupir en la cara de un asistente es un asunto tan serio que lo consideramos un castigo más severo», indicó Hans Lorenz, jefe disciplinario de la DFB.
Fandrich, lejos de aceptar el castigo, redobló la apuesta: negó haber soltado un escupitajo. «Estoy conmocionado. Es una mentira absoluta y un insulto a mi reputación. No le escupí. Conseguiré un abogado para ver cómo puedo contraatacar», aseveró.