Mediante una carta enviada al Ministerio de Cultura, la Cancillería y la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (Fcbcb), el investigador Reynaldo González solicitó que las autoridades investiguen la adquisición en el exterior de una pintura robada de un templo potosino.
“Por medio de la presente, solicito a sus autoridades la realización de una investigación oficial sobre la procedencia de la obra de arte titulada Crapula et Lascivia, ubicada hacia 1948 en la iglesia de San Miguel de Carma y vendida al Blanton Museum of Art de la Universidad de Austin, Texas, EEUU, por los coleccionistas Roberta y Richard Huber”, reza la misiva que fue dirigida a los titulares de las tres instancias estatales.
González informó que el lienzo fue creado en la época virreinal. Varias fuentes documentales certifican que formaba parte del patrimonio del templo de San Miguel de Carma, del municipio de Porco, en Potosí.
“Es una pieza importante del arte colonial que se realizó en el territorio americano. Asimismo, al ser parte de la colección de una iglesia rural, también patrimonial, forma parten de nuestra herencia cultural y, por tanto, no podría salir del país”, indicó el investigador boliviano.
No sería la primera vez que una obra de esta naturaleza se halle en colecciones del exterior. González indicó que en los últimos años se han robado al menos 400 piezas de templos en distintas zonas del país.
Lo peor es que la cifra es sólo una muestra. El experto indicó que el robo de arte se realiza de forma regular en el país desde hace décadas.
“El robo del patrimonio cultural ha sido una constante a lo largo del siglo XX, a partir de la década del 50, cuando el arte virreinal comienza a adquirir una preponderancia y valor en el mercado del arte internacional”, expone González.
Estos trabajos se venden en un mercado negro especializado, que generalmente acude a coleccionistas privados. De vez en cuando llegan a manos de repositorios, lo que permite comenzar a seguirles el rastro.
Roberta y Richard Huber, quienes vendieron el lienzo en 2019 al Blanton Museum of Art de la Universidad de Texas, tienen antecedentes por adquirir obras de arte de vendedores poco claros.
En 2004 compraron de una galería de Brasil dos pinturas que fueron denunciadas como robadas del templo de San Martín de Potosí en 2002. Los coleccionistas tuvieron estas obras por 9 años antes de que el Philadelphia Museum of Art les advirtiera que figuraban en las listas internacionales de bienes patrimoniales robados.
Y teniendo en cuenta que el Crapula et Lascivia forma parte de un grupo de 10 cuadros perdidos del templo de San Miguel de Carma, González considera que hay razones suficientes para iniciar una investigación.
El experto advierte con que no se trata de una denuncia penal formal. “Lo que pido es que las autoridades estatales responsables de velar por nuestro patrimonio comiencen a indagar sobre cómo la obra pudo salir del país, pese a ser patrimonial, cuándo sucedió y quiénes fueron los responsables”, dijo.
En el país las iglesias de municipios rurales son un blanco muy tentador para los traficantes de arte. Generalmente, estos templos que tienen importantes colecciones, principalmente coloniales y no cuentan con una seguridad adecuada.
Esto hace que desde pinturas hasta joyas se pierdan o que vándalos las dañen.
Vía: Página 7