Bolivia y Venezuela responden al informe de EE.UU. sobre tránsito y producción de drogas: «Pretende erigirse como policía supranacional»
EE.UU. incluyó una vez más a Venezuela y Bolivia en su lista de los principales países que considera como de tránsito y producción de drogas ilícitas.
En un memorando para su secretario de Estado, Antony Blinken, el presidente de EE.UU., Joe Biden, menciona a 22 naciones que su administración identifica como «los principales países productores de drogas ilícitas o de tránsito de drogas importantes para el año fiscal 2022».
En el listado, además de Venezuela, aparecen Afganistán, Las Bahamas, Belice, Bolivia, Birmania, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, India, Jamaica, Laos, México, Nicaragua, Pakistán, Panamá y Perú.
Sin embargo, pese a enumerar esa veintena de países, solo «designa» a Bolivia y a Venezuela «por no haber realizado esfuerzos sustanciales durante los últimos 12 meses para cumplir con sus obligaciones en virtud de los acuerdos internacionales contra el narcotráfico».
Por su parte, Biden dice que su administración «buscará ampliar la cooperación con socios clave, como México y Colombia», para «dar forma a una respuesta colectiva e integral y ampliar los esfuerzos para abordar la producción y el tráfico de drogas sintéticas peligrosas».
«Intención de jugar al gendarme mundial»
«La República Bolivariana de Venezuela rechaza enérgicamente la írrita e ilegítima práctica de los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) de pretender erigirse como policía supranacional de Estados soberanos e independientes», comienza el comunicado de la Cancillería venezolana, en respuesta a la medida del mandatario estadounidense.
Caracas indica que EE.UU. «persiste en su inadecuada intención de jugar al gendarme mundial antidrogas en tanto su balanza de pagos se sustenta en el centro de legitimación de capitales —provenientes de las drogas— más grande del planeta».
También cuestiona que EE.UU. intente «dar lecciones a la comunidad internacional», siendo un país cuyo sistema bancario «ejecuta una falsa política de control del lavado de activos provenientes de la producción y tráfico de drogas».
Otro de los señalamientos que hace Venezuela es que el principal socio de Washington en la región, que es Colombia, es «el primer productor global de cocaína» y pretende «perpetuarse» como tal.
En este sentido, critica que pese a la comprobada participación de Colombia en el crimen del narcotráfico, «cínicamente continúan siendo amparados y maquillados en su accionar delictivo por la Casa Blanca».
Asimismo, el Gobierno venezolano asegura que el país cumple con lo establecido en las convenciones de fiscalización internacional de sustancias psicotrópicas y estupefacientes y que la nación es reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como «libre de cultivos ilícitos».
Ataque por el diálogo
Venezuela, además, rechaza que la publicación de este memorando se haga justamente cuando se lleva a cabo un diálogo entre el Gobierno y la oposición de ese país en México, que busca destrabar la crisis política y que ya ha tenido importantes avances.
«En momentos en que Venezuela profundiza el diálogo político nacional, no faltan las agresiones que buscan distraer la marcha sostenida hacia la paz y la estabilidad democrática», dice el comunicado.
«Unilateral» y «sesgado»
Desde Bolivia, por su parte, señalaron que EE.UU. «carece de legitimidad y de autoridad moral» para emitir un informe «unilateral» y «sesgado» de esta naturaleza.
De acuerdo con un comunicado de la Cancillería de este país suramericano, el documento no valora los resultados obtenidos en Bolivia «mediante metodologías propias basadas en evidencia» y en colaboración con la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) y la Unión Europea.
Asimismo, indica que, de acuerdo con los reportes de la UNODC, el aumento en el cultivo de coca se ha producido durante el año 2020, mientras Bolivia «estaba conducida por un régimen de facto», en el que hubo «un deterioro en las políticas soberanas de lucha y erradicación de drogas ilícitas».
Ante ello, La Paz dice que desde que se ha recuperado la democracia, «Bolivia viene trabajando decididamente en una lucha frontal contra el narcotráfico».
Para el analista internacional Nicolás Villa Moya, el combate contra las drogas, como hasta ahora se ha hecho, es un fracaso que ha dejado más narcotráfico y más muertes.
Además, denuncia que la cooperación allí donde se ha encontrado EE.UU. no ha solventado nunca el problema.