El 15 de febrero se conmemora el Día Internacional del Niño con Cáncer, una fecha proclamada en Luxemburgo, gracias a la Organización Internacional de Cáncer Infantil. También se denomina Día Internacional de Lucha contra el Cáncer Infantil.
El objetivo es crear conciencia y sensibilizar a las personas sobre una enfermedad que lamentablemente afecta a muchos niños y jóvenes y que en Bolivia, como suele suceder, está mal diagnosticada y por ende, mal tratada y mal reconocida.
Precisamente la materialización del objetivo de concienciación es precisamente crear los mecanismos para ayudar a las familias a que sus hijos tengan un diagnóstico oportuno y el debido tratamiento y esto, a su vez, les brinde el derecho a la vida.
El cáncer infantil es una patología que ataca a los niños en edades muy tempranas y que consiste en un crecimiento anormal de células malignas que se diseminan en el interior del cuerpo. Hasta ahora, no hay manera de saber qué lo provoca y la investigación se aborda a nivel mundial.
Actualmente, el cáncer se ha transformado en una epidemia que afecta a un alto porcentaje de niñas y niños en distintos lugares del planeta. Es una triste y lamentable realidad, que muchas veces pasa desapercibida, pero más común y cotidiana de lo que mucha gente se puede llegar a imaginar. Son miles los casos reportados de niños y jóvenes afectados por este padecimiento, siendo la primera causa de muerte infantil hasta ahora conocida y en Bolivia, a pesar de que las estadísticas son escasas, se reconoce que las posibilidades de supervivencia para los niños afectados son menores.
La mayoría de niños y jóvenes que padecen esta condición, sufren un tipo de cáncer conocido como leucemia, seguido por afecciones en el sistema nervioso central, donde se presentan tumoraciones y otro bastante frecuente, son los llamados linfomas, que atacan los ganglios linfáticos.
Afortunadamente y gracias a los avances de la ciencia, muchos de estos niños, que son diagnosticados a tiempo, logran sobrevivir, lo que representa una noticia esperanzadora ante una realidad muy dura de enfrentar.
Todo niño con cáncer tiene derecho a la vida, a tener una existencia relativamente normal, con acceso a la educación, a realizar actividades lúdicas y por su puesto al debido tratamiento para afrontar la enfermedad.
Sin embargo, la realidad es otra para muchos de estos niños, sobre todo para aquellos que viven en condiciones de extrema pobreza, donde sus familiares y el país donde residen no les pueden ofrecer ninguna de estas garantías.
La crisis económica que padece veladamente el país parece haber desviado las prioridades, concentrando esfuerzos en los innumerables conflictos sectoriales que condicionan el desarrollo mismo del país, pero es precisamente el tiempo de escasez cuando se deben hacer esfuerzos para planificar y priorizar. En Bolivia es urgente optimizar esfuerzos y mejorar metodologías para atender a los niños con cáncer y viabilizar sus tratamientos. La enfermedad es suficientemente crítica como para topar además con las absurdidades de la burocracia.
Vía: ElPais