𝐒𝐄𝐑𝐆𝐈𝐎 𝐆𝐀𝐑𝐄𝐂𝐀: 𝐋𝐚 𝐩𝐨𝐞𝐬𝐢́𝐚 𝐞𝐬 𝐮𝐧 𝐚𝐫𝐦𝐚 𝐜𝐚𝐫𝐠𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐟𝐮𝐭𝐮𝐫𝐨” (𝐆𝐚𝐛𝐫𝐢𝐞𝐥 𝐂𝐞𝐥𝐚𝐲𝐚)
Te traemos una entrevista exclusiva con la memoria viva de los bardos de Bolivia realizada al joven escritor orureño por Warmi TV.
1.¿En este momento de la vida, ¿qué significado puede tener la habilidad de escribir poesía?
Sergio.– Es una buena pregunta y voy a extenderme un poco para contestar. Voy a empezar del comentario de una chica que me dijo “¿por qué no escribes cosas como para mí? Para que yo pueda entender”. Era la primera vez que no me veían como poeta, ni como escritor. Era un simple objeto sexual. Lo cual me halagaba mucho; sin embargo, me hizo pensar en si realmente la poesía, comunica algo, en el presente histórico común que todos vivimos. Luego pensé en mi mamá y dije “ella me dio la vida, y de todas maneras no entiende tampoco casi nada de lo que escribo”. Yo me considero un lector de poesía, leo poesía con mucha seriedad, pero entiendo que directamente es un viaje reservado sólo para algunas personas.
Pero esta reflexión me invita a preguntarme ¿cómo es esto que la poesía no me permite comunicarme con el inmediato “tú”, más próximo de la raza humana, para mí, que es mi mamá? A partir de eso pienso, ya también, en los géneros literarios y me digo de inmediato, la poesía es el género literario de la primera persona; porque directamente, no sirve para comunicarse con nadie más que con uno mismo, o de plantearse a uno mismo lo que la realidad, le plantea. Luego de eso viene el género dramático, donde aparece el “tú”, una segunda persona vivencial, la presencia de otro, y que además requiere una comunicación muy seria, presencial, de miradas, movimientos, voces, a partir de una escritura pensada, desde el diálogo. Por último, está la narrativa que es de la tercera persona; y aunque el relato se haga en la conjugación verbal de primera persona singular, es casi siempre la vida de otro.
Apunta a una mirada externa de los fenómenos de la vida, con una finalidad poética, también. Pero esto último subyace en un meta texto, o en el tuétano de la narración. Desde ese punto de vista, es natural la explicación de que los lectores prefieran la ficción. Nadie se atreve ni quiere enfrentarse a sí mismo. La ficción es elusiva, el drama, confrontativo, así sea un espejo maravilloso; pero la poesía se enfrenta, no se confronta, directamente a los profundos misterios, desde el desolado “yo”. Por eso es que ahora creo que mi visión de la poesía está apuntada a esa soledad. Pienso en Li Po, y su poema sobre el vino, la luna y su sombra. Al mismo tiempo pienso en las lecturas de poesía, donde solo queda el vino, la sombra se arrastra como intrusa y directamente la luna ha dejado de ser conjurada. El ritual íntimo de la revelación está confinado a otro sitio.
- ¿La poesía puede transformar nuestro entorno social y cómo lo haría?
Sergio.- Desde luego que sí. A mí me gusta pasear por el Parque de la Unión en Oruro. Resulta que Laura de la Rosa, una de las fundadoras de la ya recientemente popularizada revista Feminiflor; años después, de esta inigualable travesura periodística, fue una gestora de cambios sociales; preocupada por los huérfanos de la guerra del Chaco, donó un terreno para un orfanato en Pazña; y más tarde, cuando el espacio de ese parque, qué te digo, era una cancha de fútbol descuidada al punto de ser un basural, cuando ella aparece y dice: aquí vamos a hacer un parque y vamos a traer tierra de todos los departamentos de Bolivia y se va a llamar Parque de la Unión Nacional. La realidad, querido Juan K, en su momento era un basural. Ahora yo paso por allí y pienso que estoy en la mente y en el sueño de Laura de la Rosa, ella estaba viendo ya los árboles que nos dan sombra, los encuentros de los amigos, las parejas viviendo una ilusión de amor, los niños corriendo por esos pasillos. Es en síntesis el porvenir, porque alguien acertadamente ha dicho que “la poesía es un arma cargada de futuro”. Me gusta estar ahí, como una persona imaginaria en la mente de Laura de la Rosa.
- ¿De qué forma se puede enseñar poesía a la gente?
Sergio.- La gente inevitablemente se tiene a sí misma, pero su mente y su imaginación es un basurero, por eso no quiere estar ahí. Quiere irse a otro lado, mental y virtualmente. Nadie quiere limpiar hasta descubrir el abismo, donde está Trilce, Altazor o el asteroide del Principito, porque, aunque es narrativa, sus intenciones poéticas están declaradas. A nadie le gusta saber que adentro, sólo tenemos vacío, silencio.
- ¿Cómo hacer que la gente lea poesía sin obligación?
Sergio.- No hay manera, solo hay viajes, cruzar mares para encontrar otra gente solitaria, abrazarse con el mayor afecto, y despedirse, como si fuéramos cometas y planetas que no van a coincidir más, pero que hemos sido avistados, maldecidos con la errancia.
- ¿Qué sientes al ingresar a alguna librería? ¿Puedes describirlo en cuatro palabras?
Sergio.- Ganas de ser feliz.
- ¿Cuál es el libro de poesía que has leído más de 9 veces sin haberlo entendido y solo gozado por leerlo?
Sergio.- Creo que Raymundo Contreras de Pablo de Rokha.
Sergio Gareca (Oruro, 1983). Bardo, cuentista y videasta. Ha publicado: Sonetos y canciones (Fanzine, s/f). Historias a la luna (2004), Bostezo de serpiente infinita (poesía visual 2009), Transparencia de la sangre (Premio Poetas Jóvenes de Bolivia 2010), Clorofila (2010), Mirador (2011), Tradiciones del futuro (cuentos 2015), Área vip (2016), Apología de un monstruo diminuto (2018).
La inconclusa y su yapa 2019. Premio Poetas Jóvenes de Bolivia otorgado por la Cámara Boliviana del Libro y la Fundación Pablo Neruda de Chile (2010). Organizador del Festival Internacional de Poesía de Bolivia. Formó parte del grupo de punk “Hechos de sangre” y de heavy metal “Preludio”, de los grupos “Iki” y “Allinkay” de folk fusión y música latinoamericana.
Ha dirigido el corto El poema que me he prohibido y el largometraje Marcha de órdenes. Fundó el kolectivo “Perro Petardos” con el que obtuvo el primer lugar en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo Siart (2016).